El
pensamiento práctico ayuda a superar todas aquellas
situaciones en las que parece necesario y/o conveniente desarrollar alguna acción, ya sea para resolver un problema,
introducir una mejora, o evitar que la situación empeore. El pensamiento práctico persigue la creación de “rutinas útiles” es decir el encadenamiento de
acciones cuyos resultados finales son deseables.
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